viernes, 15 de marzo de 2024

Caravan to midnight. Robin Trower (ROCKFONÍA)


hube intentos de viaje inhóspito y austero, alimentaba la escasez como ofrenda a madre Tierra, estiraba los caminos hasta la extenuación. Mi gobierno reina el tiempo excavando los pozos del alma en busca de agua fresca, una ruta de regiones inhóspitas. Tira la psique con lingüísticas cuerdas de esos cubos de henchido cuero 

voy en caravanas sobre dunas de palpitantes corazones, cruzan desiertos hasta inesperados oasis, cruzan épocas doradas con sabanas repletas de espléndidos animales, peligrosos regresos como bucles obsesivos. El aparente viaje es ilusión de vida, una medida de tu grandeza, un intercambio de saberes con los intermediarios que elegiste. Tu nomadismo mental equilibra indolencia y fervor, comodidad y esfuerzo. Trapicheas con tu sal, tu piel, tu oro verbal, tu bisutería lingüística, tus preciados bienes, el lujo de vivir. Llevas ideas en las nubes que te acompañan, "el rayo que no cesa" decía el vate, la arquitectura de todo un diseño evolutivo, los infinitos aspectos de lo inmutable. Transformas materia 

es difícil el cálculo de los modos y fines según priorizas, tan impreciso como los puntos de trayecto que estableces entre el Es y el Soy. Sabes culturas que introducir según la región mental a la que viajas, comercias con ellas ajustando las formas, mezquita, pagoda, catedral, pirámide, promontorio, círculo de árboles, Sol, Luna... Y planificas urbes como reflejo adoptado, oscilante balanza entre el arriba y el abajo, inexactos pesos del cristal más pulido, culturas respondiéndose unas a otras en tu propio templo, tu entorno inmediato partiendo de tu cuerpo. La necesidad como impulso mide el polvo acumulado, el oro derrochado, los embargos de espíritu. Parece que hay cosas que retener, nudos que deshacer, e importas causas ajenas, efectos extraños, formas que semejan vaguardia frente a diseños tradicionales fabricando tus propias figurillas de barro. Agradeces la arqueología para remodelar tus figuras, que ahora cueces a diferente temperatura, sudas en esa adaptación novedosa rellenándole huecos al universo, retirando escombros. Puede que tanta práctica te ceda un lapsus en el que el Es y el Soy se diluyan 

voy en caravana desde una edad olvidada, nomadeé con tribus sin identidad intercambiando desiertos mucho antes de que llegaras tú, se cultivaban 

entre quemadores de incienso nos cosechábamos, con lujosos vidrios nos esmaltábamos, entre lámparas de aceite, al anochecer, nos arrullábamos, y con preciosas piedras amazonitas nos ofrendábamos. El granate de tus labios se henchía se deseo, poderoso cáliz del vino más embriagador que sol y tierra produjeran, el imperio de toda potencia oculta 

escribe mi historiador particular sus crónicas siguiendo antiguas rutas hacia su origen, revive al garamante en su danza ritual, con los dátiles de secretos oasis se relame, a la sombra de sus palmeras descansa. Se organiza el escriba en su historia como forma de control, esa pizca de ilusión en el desierto, el espejismo de un secreto que no lo es. Evita su reflejo en la charca del oasis 

la sal de mi cuerpo se dora ante el sol, polvo de oro de un rito ancestral que ofrendo al río de la vida (Heráclito y Parménides se están bañando conmigo, ahora, y amablemente reímos mientras Demócrito se emborracha en la orilla entre Orfeo y Dionisos, un guiño de eternidad). Estos bienes se van recolectando por vía láctea y se envían a través del tiempo al espacio que lo requiera. Sí, comercio contigo toda medida necesaria, la riqueza de mi imperio, la exótica élite y la más fructífera arcilla

recibo tu oro sobre mi tronco de cedro, tu más sacra animalidad que me unge de vida, con las más lujosas telas me viste. Hacia el conocimiento transportas diseños de un refinado interiorismo mientras te sobrevives 

describes entretenido los oasis que visitastes: te dieron alivio en el desierto, desde el pequeño pozo al verdor exuberante. Se iluminan los ojos del viajero en ese regadío del alma, lleva el niño de la mano al padre escalera arriba, donde solo hay aire. Más arriba, la luz los funde. Abajo, la tormenta ha sepultado el oasis. La caravana, reabastecida, se pone en marcha pagando su tributo a la tierra 

recorro mis distintas funciones a través de los siglos, el surgimiento de aquellas rutas que nos dieron sentido, las medidas de equilibrio. Revivo mis caídas a uno y otro lado de esa balanza tan sensible, las que posibilitaron el descubrimiento de nuevos recursos en el nunca 

atravesarme es perpetua duda, el reto que me guía, el agradecimiento al camello que me aguanta aún si voy dormido, este difícil transporte de milenios, este viaje devastador del mundo de célula a espacio sideral. Se ha sentado el escribano al fondo 

fue mi primera ruta un haber entre luz y oscuridad, áreas cruzaba flamígeras juntando partículas. Iban de aquí para allá sin un orden gravitacional, como ardillas sobre la rama. Cruzaba reinos de leyes dispares. Y aquí tomé la curva hacia tí con la bendición de lo grande. Hube una ruta que discurría entre las ciudades y sus siglos, ascenso y declive de su ebullición, los campos de oro que atraían el riesgo, el cruce de destinos, los puntos de partida para la aventura del pensamiento 

se dejan ver mis estrellas en la vasta vegetación cósmica, se sirven de mí como indicadores de altura, mi disposición anímica por sobrevolar montañas, deshacer horizonte. Mi sombra en la duna oscila con el viento, se desprende mi arena por los barrancos erosionado rocas. Un espejismo de mí se agudiza en lontananza con su punzante dolor. Esconde un oasis

estiraba los caminos en la navegación de cabotaje por los aspectos de mí reconocibles, costas alternativas se ofrecían con sus dorados reflejos, me suministraban puntos de referencia, reinos del tiempo donde excavar nuevos pozos, el riesgo de una nueva exploración 

lunes, 11 de marzo de 2024

Siffanto. ROSA DE RUMBOS


tus diferentes aspectos forman mares desde los que nombrarme, como rosa me circundas 

da el niño su mano al viento, que por ese mar le lleve, padre y madre de una genealogía primordial, un alfabeto protocelular 

su peligro es una navegación enrarecida, un exceso mantenido: se aceleran las partículas para una próxima eclosión, absoluta incertidumbre, repentina quietud. Ha humedecido la borrasca mis escarpados pensamientos, ha convertido el peligro en isla edénica 

te nombre y el origen vibra, aquí en el ático vislumbro toda relación como una, toda probabilidad como alivio, toda derivación en su matriz esencial, todo nombre uno. Se ve el mar al fondo 

el mar me sitúa ser sin un entre, una atracción multidimensional, una mayoría de edad 

has recibido los nombres de la antigüedad, soberbio espectro de edades renaciendo, dominios libertarios donde el suelo reinaba 

desde el ático surgen sentidos ilimitados, una extensión hacia penínsulas ignotas del pensamiento, profundos desfiladeros hacia nuevos nombres, pequeñas radas en un golfo magnífico de estimulantes aguas que no hallo en el mapa 

mi antigüedad acostumba a transportarme a puertos de abundantes bienes, a atravesarme con transversales vías de conocimiento que uso en mis mentales trapicheos 

mi nombre deriva de ancestral designio, pequeña porción de un brutal origen que supera mi entendimiento en terrorífico grado, todo aspecto diluido 

viernes, 8 de marzo de 2024

Brickfield. ROSA DE RUMBOS

voy soltando los ladrillos que me puse por los campos, preceden mi  tránsito por este mundo, un frente de altas presiones y causas desproporcionadas, la intensidad de periódicas tormentas solares, sequedad de días sin nombre cuando el polvo esparcido deviene rojo. Llego a términos con la frecuencia adecuada que el viento trae 

hoy lancé ladrillo ardiente que en rojizo erial se deshacía, y se aparecen las regiones litoreales del ser desde el interior abisal, llanuras donde el yo se desnuda hasta lo vegetativo y ejerce el sol su paternidad. Es mi fuerza menudeando desafiante entre las plantas, arrastrando el polvo hacia nuevas formaciones líticas, tapando toda huella. Hay una sentida certidumbre que desplaza a la razón, tan saludable con aquellas esencias florales, una primordial humedad de espíritu de la que todo germen vital dimana, donde enfermedad es curación. Ha variado el viento la mañana en estallidos de luz, una nube fresca me trae el océano, y no hay más causa que la plenitud. Traen algunas voces sus ciclónicos sistemas, la rasa frecuencia de mi tierra que es esta llanura que mi razón estrecha, la forma que en cualquier momento quiebra y los puntos cardinales giran sobre mi eje. Se apilan los ladrillos para su reciclaje 

jueves, 7 de marzo de 2024

Scoundrel days. A-ha POPFONÍA

me funda el tres entrelazándose a una profunda insatisfacción, el vuelo raso de una melancolía apelmazada sobre la lejanía. Voy maquetándola con pequeños grabados en mi estudio, llego a oírla sin darme cuenta de que hay algo que hacer con sus cautivos, refrescar mis capacidades de adaptación a ese requerimiento con nuevo rostro, breve impulso de voluntad. Reparo mis costillas rotas responsable, y sugerentes imágenes me acompañan: contienen tuétano emocional. Del cielo caen ideas en pictórica yuxtaposición, dibujo el blanco en dirección al negro mientras los pájaros se arremolinan en torno 

fui formado en estilos sintéticos con alternativas vías, un club de mortíferos miembros 

la primavera asiente a mis caprichos creativos, se ha llenado la sala de palpitantes días, e irrumpen en la memoria maniáticos. Han emprendido las aves su gira estacional. Compartimos escenario y el tres se estrecha en ese festival de sonido y movimiento, rítmico jolgorio al que saludo, prístino fulgor que las manos no tocan, el lugar que da impulso a mi aliento, la belleza de su causa. Sorbo de ese corazón por doquier en inalienable juventud, su anónimo canto abierto del que participo 

se ha estirado el tiempo esta mañana hacia lo absoluto, nulo relieve mental en la fluidez del aire: nada destaca en la artística disposición de las montañas, ni en la llanura que mis sentidos tanto estiman, panorámico saber que domina la línea de horizonte hacia donde van los años en tropel. Demostrativa me adjetiva la tierra desde su frío protector, y creerás que me escondo justo cuando más vibra ese inalienable corazón ("no es la cuchara la que se dobla", decía aquel aedo). Cualquier fanatismo es una forma de terror definida, petrificada, el germen de cualquier cruzada, una trágica fábula que algún romántico barniz camufló, una ingenuidad involutiva. Hay una pizca de verdad en cada fractalidad del pensamiento si en cada una de ellas ves el universo entero. Y tus sentidos no pueden. Y tu razón no llega ni con su más tecnológico brazo, ni con su más totalitaria fórmula. Siempre se escapa algo: tú. Todo empezó al nacer: elegiste conocer. Y aquí nos encontramos, esta escuela por la que vamos medrando de giro en giro: somos gravedad. Quién iba contigo de la mano? Realmente crees que te soltó? Me dí la vida por llegar a tí, me dí un nombre por serte reconocible, e imité la música de las esferas tirando abajo las puertas de la percepción. Ese amor es también la roca 

hay ocasiones que me interpretan la arrogancia de seguir vivo en estas tierras, dicen sus voces a mis pies que no marchen, que no se eleven, que sigan pisándolas que ellas les darán su hierro, su oxígeno maltrecho. Quédate por aquí, me dicen, y voy girando con el planeta, con la galaxia, con esta forma gravitacional. El siete me registra en esta danza concertando mis movimientos, una aquiescencia contra la que me rebelo. La caída es un profundo letargo, un supuesto del arriba y el abajo, un perpetuo filosofar 

he decidido seguir mis propias huellas en la arena dejando las puertas abiertas tras de mí, cambiar sus nombres al cruzar los puentes, convertir mi propia compañía en una tirada de dados. Los segundos deambulan copiosos en sus atmosféricos trabajos, satisfacen mi demiúrgica ilusión. Encuentro el aire entre los metros necesarios, centímetros de renacimiento, kilómetros de celeste urbe operando correcciones a mi percepción. Se hace musical la tierra comerciando con mi enardecida sensibilidad, hay una suerte de aprendizaje asistemático entre las psiques. Hoy cultivaré esta pasión en forma de orquídeas. De nuevo visitan las mariposas el jardín 

ya no me bastan los deseos increíbles, las gráciles imágenes que inundan nuestros cerebros, opiácea pantalla para su inactividad. Transcurro en una juvenil curiosidad rebajada en su lascivia, una mesurada escasez. Resultan palpables los copiosos segundos deshaciéndose de imágenes indiferentes al acierto o al error. Aprovecha el ahora cada fondo saludable, favorece el equilibrio entre el arriba y el abajo, el adentro y el afuera, su forma axial sin puntos cardinales que lo delimiten. Y hasta se promociona como forma de conocimiento puro desde algún extraño lugar donde el tres entrelazado deviene uno 

sábado, 2 de marzo de 2024

A, por, desde Miguel Romaguera (in memoriam, a mi maestro). POÉTICAS

me seguía la orilla 
con su íntegro perfume, 
lo marino en mi mental oleaje,
la arena volátil como masivo movimiento, un mundo llano. 
De ahí los horizontes que el deseo
fabrica escindiéndome, las líneas
que aquí confluyen como las olas
que me siguen. Soy el agua
y la arena del tiempo, sol
en el regazo de la luna que sale

llega mi sombra
trepando por los árboles, 
desvelando un mundo descomunal:
uno de mis animales sucumbe
en generosa ofrenda a sus raíces.
Crece la hierba en esta orilla
donde las sombras reposan,
y en ella eternas se entallan 

mi más austero guerrero
fulge entre tus ojos, 
en tu frente de aguas plateadas
sin que tú lo sepas. 
En tí vive como voluntad
oculta, la figura que detestas. 
Te sigue la orilla
con su cadencia de remotas imágenes, te cae la lluvia bendita 

viene a mí el acantilado
y su ausencia de tiempo,
viene el abisal viento
que desprende mis miembros. 
Pero trae consigo semillas
de universos distantes. 
Aquí sentado, me recuerdan
los pájaros la presencia del aire, 
la luz plateada de tu frente,
un único pensamiento 
 
otea un joven infinitos promontorios que el agua vela. 
La línea de horizonte sostiene cuerpos celestes como malabarista deidad. Le trajo la noche 
sus estrellas de mar, todo
el vigor del cosmos 

me sigue la orilla
con su aroma penetrante, 
un eros palpitante de piel
marina, de aguerridos moluscos
despidiendo a Helios, 
el triunfo de una jornada
que ya acabó. Son las olas 
nana estelar para la vida nocturna.
Cruzan la volátil arena cometas
como trazos de humano deseo
que sonrojan a las nubes. 
Van y vienen las formas
con las olas hasta hundirse
en su fondo, mar oscuro
del misterio. Y, en semejante llanura, palidecen las estrellas  

no alcanzo el más allá, sigue
el muchacho oteando su infinito
con la orilla a sus pies.
Irradia ese exceso vaporosa
veladura en su mirar, 
distorsiona distancias
confundiendo sus límites. 
Viene el viento abisal
con sus voces de ultratumba
en un caos primordial, viene
el agua de las primeras bacterias,
la jornada que ya terminó 

viernes, 1 de marzo de 2024

Recogiendo el agua de lluvia, Edward Wilkins Waite (1854-1924). LLORAR DE ESTILO


puedes originarte en blanquecinos nimboestratos que persistan tus células convectivas en su constante renovación; puedes requerir el movimiento como forma de ascenso que te propicie liviandad, las condiciones de una plausible explicación de tus actos. Puedes recibir los sucesos con todo su volumen emocional dilatándose en tí hasta enfriarse
 
eres fenómeno atmosférico condensando el vapor de tanta información dispersa, y formas gotas conceptuales que fertilizarán tu suelo, convolutas flores, valvares, siempre imbricadas. Puedes originarte en las gotas de mayor peso precipitándote a cada voz 

eres fenómeno atmosférico preservando naturaleza, dejándote regar por los nutrientes de vida que la otredad te da

desde líquidas partículas te defino variando tu diámetro espiritual, dispersando tus milímetros de personalidad según alcanza mi terrestre cuadratura 

mis convectivas células rozan frenéticas con la tierra hasta la abrasión, arde el aire en mi superficie, se expande, y asciende buscando el frío que me equilibre. Hay latitudes de mí donde la templanza, una orografía de húmedos relieves que las montañas protegen, laderas orientadas a barlovento de dulces precipitaciones. Desciendo calmado en este juego de las termodinámicas emocionales, esta inestabilidad borrascosa 

mi llover depende de la presión, mi volver a tierra depende de mi fricción en superficie, sonaré diferente, renovadas células en nimboestratos 

jueves, 29 de febrero de 2024

El jardín de Claude Monet. LLORAR DE ESTILO


va por el jardín tu paisajística influencia, va ganando siglos de entendimiento 

tienes constancia de tus primeras creaciones, ese río amarillo que discurre por tu valle, esa dinastía de artísticos parques por donde campaba el noble espíritu, donde flechabas palabras, el fruto prohibido. Esos cultivos contenían primitivas inscripciones, tallas sobre el caparazón terrestre, caracteres ideográficos sobre los que las aves se posaban, las plantas esplendían. Esas dinastías te convirtieron jardín, una imagen antigua de la que no sales, geométrica figura con símbolos como muro, planos para estructuras con un estanque en el medio. Un granado crece

fuiste rebelde jacobita y su deliciosa confusión, una influencia por renacer; carolino desprendimiento fuiste para futuros diseños, marcada tendencia hacia la síntesis de políticas simetrías, arquitecturas de poder elevándose ante las muchedumbres. En mi pequeño jardín la casa es un bajel a la deriva. Conserva en sus sentinas encuentros, castillos florales, una desinteresada sencillez, incluso reinos distantes sin corona (el joven rebelde se sublevaba) 

la terraza del espíritu fabrica reyes y puntos cardinales, capitales de la poesía más voraz 

contrasta mi formalidad sus paisajísticas influencias, fuerza su rigidez alterando tópicos; pulcra, recorta sus topiarios y parterres lingüísticos, deja crecer sus parlanchines arbustos con medido artificio. Hacen los siglos sus axiales simetrías, por ellos ascienden las prominentes tradiciones que pueblan tu jardín. Miro y les escribo cosas bellas, elijo obviar sus defectos en aras de orden interno, la simetría adecuada. Mi tullida formalidad trae ese reino originario, diseños sobre el diseño, simétrica redundancia, una gratitud natural

soy rey de mi paseo por el parque del espíritu, soy el ciervo de inmensa cornamenta en su cima, y aún así me arrodillo ante sus criaturas: hay un brillo que las acompaña. La grulla ha regresado y, a la orilla del río, resplandece 

antes de la forma lumínicos balbuceaban los significantes remugando significados, los posibles encuentros que desarrollaran tu diseño, el continente al que dar contenido. Va ganando siglos esa paisajística influencia, de lo doméstico a lo universal, éticas estéticas y sus prácticas diferencias con sus énfasis temporales, perpetuo contraste en transición, matices de una misma ilusión. Se complementan pensamientos en esa arquitectura de humana voluntad, aún si se conciben como espacios independientes; se disponen en cultivos exhibicionistas que el arte ornamenta, y en arreglos complejos se anudan en la misma exclusión,  entrelazados setos de Historia, aromáticas hierbas como marcadores de un libro. Alguien abre el nudo por donde discurrirá la arena dejando flores a su paso en mis topiarios y parterres. Se elevan a veces, en ese llano, reservadas terrazas para la contemplación donde lo complejo se desata 

pasea el rey por su parque: en el estanque de centro burbujean los peces 

traje de lejos artesanías extrañas, la ambrosía de numinosos conocimientos, de bosques y grutas ocultas. Sus estilosos artificios crean florales dianas como medicina natural, pequeños regresos sin reglas a una armónica  proporción de mí mismo. Se integran las superficies de agua en las secciones correctas 

gobiernan las dunas de arena el sur de mi persona, una plataforma de literaria observación donde mi historiador fabula sus bosques de vino y carne. El bajel, varado, se reviste de pulidas piedras en recuerdo del mar, de las islas donde planté árboles. Cuelgan de las ramas gotas de eternidad. Filosofa el rey en su decadencia

mi jardinería se reconoce en el discurso de los siglos, en los símbolos de viejos conceptos evocando utopías, aquel edén personal de abundancia y joven plenitud. Conoce el conflicto amagado del que surge su opuesto, laborioso jardinero al que va instruyendo, y del que, a veces, se apiada. Asomado a la terraza, sentado en la duna, se contempla

juegan ahora primaveras y otoños a las sillas musicales, traviesa dinastía de elaborados parques; me inician ladera abajo conectando imposibles pensamientos, descubriendo subterráneas galerías de mi ser. Junto al lago miro mi rostro en el agua, un dragón azul surca el cielo. Recuperan mis cansados ojos su fuerza. Y van detrás de los dragones 

un coro de informales voces remontan la ladera, son milenios contándose sus historias, recogiendo migajas de información extraviada. Datan períodos, protegen palacios, nombran arquitecturas, señalan a coro 

traigo de lejos textos antiguos que mi filólogo traduce, traigo detalles de otros jardines, de árboles en forestas extrañas

pasea el noble rey por sus jardines de placer, breves primaveras bajo carpas de alegría. Boté una barca en su estanque central, la de los suntuosos banquetes, la del festín de vida. Van por allí los siglos ganando entendimiento bajo las carpas, aquella paisajística influencia 

viernes, 23 de febrero de 2024

Toi 1452-b. SIN FONÍA (de los astros)

soy sempiterno efecto y su causa, la onda y su partícula leyéndose incansable en su desplazamiento. Desde mi mundo acuático te describo de emoción cargado, la historia como ficción circular, la ciencia como numérico relato que viene y va. Mi literaria invención varía sus claves de entrada en el pentagrama dimensional, y encuentra las pruebas necesarias para cada momento. Se hace eternidad

de agua cubierto supero mi apariencia, científica ficción

¿cómo el ahora te observa desde lejano exoplaneta? Ese antes está en tí, relativa cercanía que la razón rechaza, se alerta ante su descomunal órbita, tan cerca que te sonroja al empequeñecerte. Desvirtúa la no separación sus astronómicas unidades de distancia, liebre y tortuga se confunden, la abisal inmanencia te enloquece, ser carece de apariencia 

se van tus supuestos años luz dibujando distancia, una velocidad considerable sin sucesos, un recorrido vertiginoso, ir tan rápido que todo significado desaparece, segundos embargados a la materia, fragmentos de cuerpo que se diluyen, burbujeantes universos, la vida en un solo pensamiento. Me cubre de agua 

astrónomo te investigas por los vericuetos invisibles, describes tus particulares descubrimientos en cada tono que plasmas, cada revisión de tu jornada. Modelizas tus visiones por irradiar tu entusiasmo, sacudes el agua de tu cuerpo

desde el lejano exoplaneta te cubro de océanos, recojo tus dudas: saltan perseguidos los peces voladores

es lo verdadero una certeza acuática, vez que ninguna investigación obtiene, aquello que no observé, un telescopio invisible. Deviene el espacio abisal potencia, vertiginosa altura sin referencias donde todo elemento sobra. E investigas 
  
cuestiona tu planeta el nombre primero, hace difícil lo fácil, se olvida de sí, científica ficción. Crees en el con terrestre fé, vas posibilitando mundos. Y no estás allí, absoluta incertidumbre: incansable te desplazas 

miércoles, 21 de febrero de 2024

A man needs a maid. Neil Young (LIBRO YLÍRICO)

los principios que rigen tus corrientes de pensamiento son inaccesibles; hace tu cabezal triguero su siembra extensiva, un corte ancho sobre la materia siendo él también materia; retiene todo tu mental tolva, hectáreas y hectáreas de tiempo, un motor incansable. Se te equipó con los sensores necesarios, y vas optimizando tu rendimiento, vas mejorando tus cultivos. Bendita humedad a mí aliento seco, mi grano asiste a tu grano cosecha tras cosecha, esa que antaño te requería un sinnúmero de números y cálculos, temores y sombras para su siega, la trilla ardua que la tolva cribaba. Tira de mí la Osa Mayor esta mañana, estrellas a granel 
 transportando mis huesos

tus procesos tienen consistencia del árbol, semillas y frutos secos confunden en el tiempo, estacionales maduran tal ciclos vegetales, partículas y términos que usas recolectando propiedades, clasificando, empaquetando conceptos, almacenándolos en tus depósitos neuronales, enviándolos al consumirlos 

llegas a mecanizar reflejos mentales, escalonaste tu aprendizaje gracias al tiempo, una necesidad que a veces crees determinista, una fragilidad a cada peldaños. Dibujan las partículas certezas evanescentes, sabor de una fruta fugaz, tus pasitos de bebé cósmico. Nada te reemplaza en el proceso cognitivo, recolectas (y los sabores de adhieren)

es plantación tu intransferible sincronicidad, cosecha de críticas decisiones, un equilibrio puesto a prueba entre posibilidades. Vas con tu atmósfera madurando afecciones, grados de respuesta, enfriando, calentando cualidades, evitando condiciones, del perjuicio a su corrección, de un lugar a otro en un interior ilimitado, inagotable. Te aplazas a tí mismo en redundancias cuantitativas, en vaporosas probabilidades; a las condiciones que tú mismo estableces te expones, imprevisible atmósfera. Con estético acierto sublimas tus deseos, azarosa siembra 

tu más emblemática duda se cosecha con terroso diseño, un cultivo que se extiende con sus oleaginosas ideas, proteaginosas conclusiones de cuño reciente. Con ese ensilaje fermentando te propulsas 

mi pequeña granja de animales y siembra acoge épocas y sus sofisticados principios a pesar de tí, contigo, por tí 

lunes, 19 de febrero de 2024

Sick. The Warning (ROCKFONÍA)

uno de mis lados tiene logros de ser abriéndose a sus musas, girando en audaces interpretaciones arquetípicas. Y se sorprende en ese hermanamiento con realidades paralelas, cada emoción un síntoma  

quién o qué da el aviso intuitivo de los bandazos mentales la incógnita, siempre tú la recompensa, su tiempo inmensurable. Han conformado las rocas un punto fijo 

tu fuera es pasado, una proyección de tí mismo, el acto de apertura a toda posibilidad, las distintas presentaciones de tu ser entre las rocas, la espinada rosa seductora, la espera de futuro sin avisos, el aparente crecimiento de tus representaciones, sus matices nuevos como pinceladas de un saber adquirido que como una gaita inflas y desinflas con su melódico pitido, y estrepitoso, tu juventud en mundo aparte 

se actualiza el mes con años imprevistos, horas pesadas del fondo marino: comparte un niño sus conchas en la orilla. Dentro de los hoyos que excarvó cosecha sus más espirituales ceibas a resguardo del cangrejo y sus totalitarias pinzas. Participa el mes de las leyendas más arcanas 

me copias, te copio, cuántico enlace, floral partenogénesis de la mente, sin rostro, sin habla, físico enlace de los cuerpos como manifestación, biológica respuesta,
bandazos como esas aves que ahora ondean en el cielo, un momento de escena nítida. Caen plumas como aviso sobre las rocas expectantes, partícipe te hacen de esa ceremonia sin nuncios ni proscenios que el tiempo interpreta 

de múltiples realidades me compones que habré de sustraerme, de nombres que habré de acallar, de edades plañendo a la par como guitarras y voces heroicas compitiendo entre sí en el narcisismo planetario. Quemaron la biblioteca de Alejandría, cayó su faro 

de todo género participas, a cada apertura de nivel asistes, cada gramo de conocimiento 

día y noche como origen de tus números, de tu concepto de tiempo desde el que empezar tu constructo bipolar, de la arena mágica que el arenero esparce sobre tus ojos en la noche para tus sueños, lugar de aviso 

y de cada aviso eres partícipe hasta formar leyenda, uno de tus lados pierde arena 

con lo sencillo tratas por refrescarte, reconoces niveles ecuánime, de todos participas, el premio eres tú 

mismidad es, con o sin mención, digas o no, una maternidad de poderosas raíces en el tiempo, vayas donde vayas 

del monte y su montaña la contemplación de día y noche, la rueda que idearás, el número que va creciendo, el sabor y textura que añadirás al mundo, el agridulce logro, tu parto. Sí, tu origen participa de toda edad, a millones luz oficias su magnificencia 

con extraño brillo se te destacan las siluetas, recuerdo frente a aviso de lo que eres, tu pertenencia a un mundo insondable mientras la roca clama por tu atención y das tono a tu ritmo entte las olas que te llevan. Tumbado, regateo con fronteras 

nítida escena, perpetuo cambio percibido o no, regateas con el tiempo tus sucesos, el pan de cada día que compartes, pequeños logros de ser abriéndose insondables 

martes, 13 de febrero de 2024

(A, por, desde) Li Bai. POÉTICAS


conversa la montaña 
entre mis células, jade verde
que por mis límites pregunta,
de fronda la sonrisa que da sosiego
al corazón ardiente.
Flores de almendro le fascinan
en esta fría corriente invernal,
un reino le traen ajeno al mundo,
a los ojos de los hombres 

me miro alejándome 
de mí mismo, subiendo
una torre de nubes.
Majestuosa grulla real
se ha posado en una de ellas 

un sapo me ha besado
oscureciendo la luna llena,
jugo gástrico me hace 
hasta disolverme entre estrellas. 
En las tinieblas brillan
intocables, soy la oscuridad
que las mira 

constelado me atraviesa 
un arcoiris de nacientes soles
salpicado: palidece la mañana.  
Por la torre de nubes desciendo
de astro ionizado, la grulla
ha alzado el vuelo, toda certeza
con ella, pero al menos
palpita el soñador en la belleza
de su sueño. Sobre aislado otero
contempla el palacio infinito 
de oteros y mares, inspira
el tiempo exhalando sus miedos,
deviene aire, se hace el ya
pura existencia. Oracular,
masco laurel entre insectos
y escarcha en el melancólico
giro de la Tierra, envuélveme 
la noche con su ropa húmeda

agitose aquella suavidad
de blanquecina luz que todo abanicaba. Sentado, se abre 
mi pecho a las hojas verdes: 
están mirando a las estrellas. Mudas, deslizan las rocas 
su silencio por mis piernas, 
de cualquier pensamiento
mi cabeza desnudan. 
En su defecto, lo entregan. 
Súbito, me besa un sapo 

se ha dignado la grulla
a mirarme en esta bruma
mental, no me distingue
del paisaje. De mi emoción  
beben las flores, agua turbia
que al valle desciende 
en un silencio abrumador.
Mi sombra, solitaria, distante
se perfila sobre el líquido.
Ahí va río abajo 

se ha hecho verano la montaña

secas las flores tazón les sirvo
de mi propia sangre, solitario
acto de amistad con el todo
que nadie verá. Lo cercano,
lo lejano: junco elástico
que en la orilla oscila. 
Brindamos alzando a la luna
nuestras cráteras de agua y sangre,
esa comunión como regreso,
un ahora en compañía.
Propicia el goce súbitas primaveras, grillos que despiertan, 
una luna perfumada
de danzarinas sombras. Ebrio,
es mi corazón un insecto más
que el río lleva 

liba la luna mi luz más tierna,
jade verde sendero arriba 

sábado, 10 de febrero de 2024

Oropéndola crestada (CONFONÍA de las aves)

nominal te extiendes como especie hacia parajes insulares colgando en el espacio, se oscurecen tus alas al dar la espalda a esos límites, pesan tus plumas. Selvático me criaste, pardo pelaje dispersándose por los caminos entre artificio y células. Varías tus diferencias entre cantidad y cualidad, cierras dudas con un suspiro 

das nombre a tus ciencias colgando crespones de las cosas, un orden que acaba por heder, una ictericia de la razón 

colonia te criaste de entretejidos obreros construyendo lágrimas a los árboles donde anidar, midiendo dominios de mayorías, una elaborada exhibición de conductas huecas, falsas reverencias; pusiste los huevos moteados del abandono

haces hábitat con tu conducta, cada encuentros te extiende como masa bajo rodillo, te enriquece cada punto cardinal que te registra, cada bosque transitado, cada estación biorítmica

en los espacios infinitos se te cría y te desplazas sin movilidad alguna, los realizas y de su vastedad te nutres, da tu soledad sus frutos y su néctar del alambique estelar, emite así el árbol desde sus vibrantes hojas, su cantarina savia, el sonido que en tí cree 

ave conspicua, irisa tu pluma lo oscuro, deja estela brillante como rayo nocturno, y en la lluvia de colores te arqueas. Se hace luego grueso el caminar, amarllean las sendas, que se estrechan 

te reconozco, vieja alma, en la hojarasca

se apagan los colores, se escora el camino por donde centímetros y gramos jocosos brincan; se giran, te hacen burla 

escupe la pluma sus nombres con el almizclado olor de la razón engrasada que, invasora, se extiende 


viernes, 9 de febrero de 2024

Odepics XV

   sky seeping into soil

   heaven's speleothemes

   sky trees

   onto rummy territories

   spider flower

   carboniferous dragonfly

   the trombone plant

   the crusted branch

   learning to fly

   looking for an abdomen

   straight to the heart

   ogive ribs submerged

   curiosity killed the crocodile

   the burning piece of film

   the snake and the nest

   bulbs

   deconstructed pipe organ

   visiting the mall

   decomposing sprig

   lips amongst twigs

   the ring flower

   in the land of wonder

   the flower clock

   sunset gong

   seabed city building

   while my guitar gently breathes amongst the leaves

   my personal collider

   strangers in the night

   midst the reedbed

   at the train station

   desert moon

   down by the river

   the genie in the lamp

   sublab

   the lightning game

   the face on the mountain

   inner thermodynamics 

 

 

 

 

jueves, 8 de febrero de 2024

Spice of Life. Kazumi Watanabe, Bill Brudford, Jeff Berlin (CONFONÍA)


cuántos kilovatios de visión, cuántos gramos de mordacidad se esconden en tu acortada cuña lingüística, esa cajita de Pandora personal que va contigo a todas partes, ese gramófono poliédrico romanceando oxidadas melodías, esa cajita musical girando con tu galaxia mientras hablas del bien y del mal. Amoroso te columpias entre los sonidos distantes, uno y todo entre lo posible y lo imposible, lo finito y lo infinito, tu aquí y tu allá. Caleidoscópico renaces improvisando líneas de acordes que en pequeñas burbujas dan aroma a tu aquí. Renaces cálido color compilando luces, abriendo polvorientos archivos de días prohibidos, obras de la tierra de los sueños paladeando sus sabores 

vas a la carrera con tu funcional piñón fijo, todo un profesional de tu espaciotiempo disociado, tu propia escuela de sucesos dando forma a tus imágenes, cercanos sonidos. Y contra las rocas te lanzas que fosilicen tus huesos
  
has trabajado las horas levitando sin darte cuenta, lloviendo mordaz tus marcas como bonanza, lapidándote de sentido  hasta enmudecer 

las décadas te van girando sobre tu eje familiar, ladeándote frente al mundo, acallando tu furibundo grito natal, dirigiendo tu imprimación sobre las rocas. Te vas fundiendo con el aire 

lo infinito es una depresión profunda sin caminos, ilimitada sombra desde la que a veces ves tu vía láctea. Gatos solitarios se te cruzan con su mirada neutra, su amortiguado paso indiferente a los cantos de sirena del mundo. Una ciudad lejana interrumpe ese cielo nocturno en absurda réplica. Lo vivo y lo muerto aquí se confunden. Sigues levitando en las hojas sin darte cuenta, y en tu ermita de piedra te escondes. La visión en un gramo de arena, una gota de agua especiada de vida 

durante los años te lanzas cuando el estómago te brilla salpicado de especias, y con mil rostros giras 

te van girando las décadas sobre un eje familiar que sigue ramificándose, un tsunami de aguas coralinas, esa cajita de Pandora abierta y resonando indiferente a tus gustos, querido vagabundo, hilarante tambolirero lanzado a su aventurada fusión de kilovatios por segundo